Todos tenemos una Inercia dentro.
Es una mujer regordeta de gafas redondas, con moño alto, tiene arrugas entre la nariz y la boca, un vestido de color claro y unas botas oscuras.
Es una mujer regordeta de gafas redondas, con moño alto, tiene arrugas entre la nariz y la boca, un vestido de color claro y unas botas oscuras.
Le gusta cocinar tartas y jugar a las cartas.
Se dice que
tenemos un angelito bueno y otro malo que nos aconsejan cuando tenemos que tomar
una decisión. La Inercia es mejor que estos dos, ella solita toma una decisión
y acierta, siempre está al quite de tus despistes. Es buena. Muy buena.
Estás escuchando música y suena una canción que te gusta mucho. Entonces, te pones a cantar como si no hubiera mañana, te olvidas de lo demás, te sabes todo, ¡hasta la intro!
Cuando la canción acaba, te das cuenta de que has adelantado un coche, has pasado un barrio, un
semáforo, un paso de cebra … y todo esto, ¿cómo? por la
Inercia, gracias a ella que lo hace por ti.
Otras veces nos sucede al hacer la comida, lavarnos los dientes, ducharnos etc.
¡Cuidado con la Inercia!